Turismo Sitges

Malvasía de Sitges, un legado que continúa

Sitges tiene sabor salado y dulce. El mar le da salubridad. La dulzura (con matices y aromas, claro) es también líquida, tiene influencia marítima y se lo confiere un vino único y singular: el vino malvasía, que le debe su nombre a una variedad de uva que, es cierto, tiene su origen en Grecia. Pero aquí forjó un carácter propio y sobrevivió gracias a un nombre propio: la Malvasía de Sitges. Ahora es un legado histórico y gastronómico.

Sí, vamos ya a por el spoiler: no estaríamos hablando del vino malvasía como referencia propia de Sitges si no fuera por Don Manuel Llopis de Casades (1885-1935) un abogado y diplomático natural de la localidad que fue un visionario y, en consecuencia, un proteccionista. Consciente de que esta variedad estaba en peligro de extinción debido a su producción compleja (se requerían tres y hasta cuatro pasadas por viña para vendimiar), la acción de la filoxera y la propia expansión urbanística, Llopis de Casades donó en 1935 tierras y el negocio de la Bodega, con las botas centenarias, la prensa y otros elementos patrimoniales, al Hospital de Sant Joan Baptista de Sitges a cambio de que mantuviese una mínima producción de este vino. Y así ha sido desde entonces.

 

Este hospital, que sigue manteniendo su labor asistencial, tiene por tanto su propia bodega, regida por la Fundació Hospital Sant Joan Baptista de Sitges. La fundación habla de un ‘dulce legado que hay que preservar’, dulce también por un componente social también único: los ingresos obtenidos por la venta del vino (una producción anual de entre 14 y 18 mil botellas) se destina de forma íntegra a sufragar la estancia de residentes con recursos limitados.

 

A este valor histórico y social se le une un tercero de tipo experiencial y enoturístico: el Centre de Interpretación Malvasia de Sitges (CIM), que de forma visual e interactiva te sitúa en la particularidad del vino Malvasía de Sitges, en su historia y, por supuesto, guía al olfato y al paladar con degustaciones, catas y actividad cultural. No es fácil, pero a modo de intrépida introducción, te diríamos que este vino dorado tiene una entrada en la que predomina la fruta fresca (melocotón, albaricoque, pera y melón), con notas florales y un toque de hierbas mediterráneas. Si te suena bien, te sabrá mejor…

 

Pero dejemos que sea Alba Gràcia, la coordinadora del CIM, la que nos siga guiando en este post. De hecho, lo primero, dice, es contextualizar: “La verdad es que no podemos decir que la Malvasia Sitges sea único de Sitges o solo se produzca aquí, pues lo encontramos en otras zonas de Catalunya; pero sí es cierto que somos la cuna en nuestro país y también fuimos el reducto que impidió que desapareciese”.  Vale Alba, pero la Malvasía de Sitges, la que se cultiva aquí, es diferente, eso sí, ¿no? “Sí, es diferente porque la proximidad del mar protege la uva y aporta equilibrio entre acidez y azúcar y el Parc del Garraf y su suelo calcáreo aporta un sabor mineral que confieren un sabor propio, muy especial”. Aclarado ;)

 

Las visitas guiadas del CIM, que se pueden reservar en su propia web, no solo contextualizan y ponen marco histórico a este vino, sino que ayudan a los visitantes a entender su origen y características: “En nuestra visita descubren los 5 tipos de vinificación de una sola variedad –dulce, seco, espumoso, joven y crianza) y también les mostramos lo que nosotros llamamos ‘el mar o la constelación de malvasías que hay en el Mediterráneo”. Todo en un entorno privilegiado y con la sombra del propio hospital, de estilo modernista.

 

El objetivo sería que, llegados a este punto de la lectura, hayas sumado el conocer y probar el vino malvasía a tu lista de motivos para venir a Sitges. Piensa además que puedes acabar de enloquecer a tu paladar con un maridaje imbatible: xató de primero y arroz a la sitgetana de segundo. Porque vino es poesía. Vino es vida. Porque como decía Eduardo Galeano, “todos somos mortales hasta el primer vino y la segunda copa de vino”.

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